miércoles, 29 de diciembre de 2010

Taller 1.17


Cuando yo era joven, se nos dio un pequeño sermón: «La extremidad del hombre es la
oportunidad de Dios». ¿No es ésta la extremidad de ustedes? Esto es muy concreto. ¿No es Aquí donde su humanidad se cambia en su Divinidad, en su Budeidad, en su Naturaleza Verdadera? ¿No ocurre ello sólo en este lugar mágico? Nosotros nunca miramos a este lugar. Naturalmente, esto no se aplica a los demás, solo a ustedes que cambian de lo que parecen a lo que son. Helo aquí. ¿Desde qué están mirando ustedes ahora?

Douglas Harding

sábado, 25 de diciembre de 2010

Taller 1.16


Una última cosa: ustedes han hecho remontar su mirada a lo largo de su cuerpo (de hecho la han hecho descender), y han encontrado un lugar, una línea, donde las cosas se cambian en Nada; donde el mundo se cambia desde lo que parece a desde donde viene; donde ustedes acaban como una persona y comienzan como su Verdadero Sí mismo o No-sí mismo o Naturaleza Verdadera; donde su forma, que es para verla, deviene el Vacío, que es el que ve. ¿Podrían ustedes trazar ahora una línea con su dedo de un lado a otra de su camisa o blusa donde ella desaparece? Es como si las polillas hubieran estado en su camisa y se hubieran comido la parte superior de ella. Tracen una línea ahí, y entonces levanten y extiendan sus brazos hasta que estén horizontales. ¿No alargan estos brazos la línea que ustedes han trazado? Ellos son
los brazos de Dios. Cuando salen de un ser humano, cuando salen de una cabeza y hombros, como les ocurre a los demás, los brazos son humanos. Pero cuando salen de esta Claridad, de esta Ausencia, entonces son realmente los brazos de Dios. Ustedes están rodeando el universo con sus brazos. Sus manos están tan lejos una de otra como el este del oeste, ¿no es cierto? Una enorme distancia las separa. Sus brazos van realmente hasta el confín del mundo. ¿No son sus brazos los brazos del Amor mismo?

lunes, 20 de diciembre de 2010

Taller 1.15


Nosotros siempre estamos mirando A las cosas. ¿DESDE QUÉ estamos mirando? El gran
poeta alemán, Rainer María Rilke, dijo: «Y nosotros espectadores que siempre, siempre miramos a las cosas, y nunca desde algo. ¿Quién nos ha vuelto así?»

«Ah», pueden decir ustedes: «mirar a las cosas, eso es mirar realmente. Mirar a la Nada, eso no es mirar realmente». Yo pienso que es al revés y que cuando yo miro a una cosa, solo la vislumbro. Una cosa es tremendamente complicada. Lo primero de todo: yo solo veo su frente. No veo los lados ni la parte de atrás. No veo el interior. Tengo que escudriñarla debido a que es muy compleja. No puedo abarcarla toda. De la misma manera, yo solo atisbo el mundo. El mundo es en este sentido invisible para mí. Pero cuando miro Aquí, veo Esto con absoluta autoridad y claridad. Ésta es la verdadera visión. He aquí por qué Shen Hui, un maestro chino del siglo nueve o diez, dijo: «Ver en nuestra naturaleza Vacía, Ver en Nada, esto es el ver verdadero, esto es el ver eterno». Ver a Quien su dedo está apuntando, ver Quién son ustedes, es más evidente, más auténtico, más completo, más ver verdaderamente que ver su dedo, o cualquier otra cosa en el mundo. La única cosa que podemos saber realmente es Quién somos. Por supuesto, Quien ustedes son permanece totalmente misterioso. Pero no hay nada Aquí sobre lo que equivocarse. Es la Claridad misma. Quien nosotros somos, real, realmente es un Pedazo de Pastel. Está presente. Es evidente. ¿No es absolutamente evidente?

martes, 7 de diciembre de 2010

Taller 1.14 Primer experimento


¿Querrán ustedes mirar a su dedo índice, que es el gran instrumento que empleamos aquí, y mirar también a lo que su dedo está señalando? Comiencen apuntando al techo. Ustedes verán que su dedo es una cosa, y que está señalando a otra cosa. Puede ser una lámpara. Ambos tienen color, ambos tienen forma, ambos tienen posición. Su dedo está apuntando a una cosa.
Ahora bajen su dedo, y apunten a la pared justo debajo del techo. De nuevo, a lo que ustedes están apuntando tiene color, lo mismo que su dedo tiene color, y tiene forma, lo mismo que su dedo tiene forma. De modo que es una relación de cosa a cosa, ¿no es cierto?
Ahora bajen su dedo aún más y, debido a que yo estoy a mano, ustedes pueden apuntar a
la cabeza de Douglas ahora. Ustedes están apuntando a una bola de carne más bien decrépita y vieja con barba. Ahora apunten al cuerpo de Douglas. Ahí está él, al derecho, con la cabeza arriba y el vientre y lo demás.
Ahora apunten al suelo. Ustedes verán de nuevo una cosa apuntando a una cosa, un dedo
coloreado apuntando a un suelo coloreado. Ahora apunten a su regazo, háganlo por favor, y encontrarán la misma historia. Ahora apunten a su vientre. Por el amor de Dios, no me miren a mí. Miren a su dedo. Está más o menos a treinta centímetros de su vientre. Ustedes pueden ver otra vez que es una relación de cosa a cosa. El dedo es de un cierto color, y el vientre de otro. Ahora apunten a su pecho. Es más de lo mismo, ¿no es cierto?
Ahora apunten a lo que está encima de su pecho. Apunten a eso desde donde ustedes están mirando. ¿A qué está apuntando su dedo ahora, según la evidencia presente, cuando ustedes dejan de lado la imaginación, el condicionamiento, y se atreven a ser su propia autoridad, y miran a desde donde están viniendo ustedes? ¿A que está apuntando su dedo? ¿Está apuntando a un objeto, a una cosa sólida, pequeña, limitada, semejante a esas otras cosas de ahí fuera, o está apuntando al Espacio que acoge esas cosas de ahí fuera? Mantengan su dedo en esta posición ahora, por favor, y continúen mirando a su dedo, pero sobre todo a lo que su dedo está apuntando. ¿No es a lo que está apuntando sin límites, absolutamente infinito? ¿No es a lo que está apuntando totalmente transparente y sin mácula? ¿Y esta Capacidad sin límites,
sin mácula, no está acogiendo la escena, la habitación, la pared y lo que usted estaba mirando? Debido a que está vacía de la escena, ¿no está ella absolutamente unida con la escena? ¿No está despierta? ¿No está viva para sí misma? ¿Encontrarán ustedes Despertar en algún lugar del mundo excepto Aquí? ¿No es Aquí el sitio de la Consciencia o el Despertar o Yo Soidad? ¿Está en alguna parte excepto Aquí? Ustedes son la autoridad.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Taller 1.14


Ahora, vamos a introducir en esta breve autobiografía un experimento de modo que compartamos esta experiencia. Asegúrense de no mirarme cuando lo hagan.

Taller 1.13


Y entonces pensé: ¡Qué locura! ¡Por Dios, Douglas! ¿Qué pensabas antes de ver esto?
¿Pensabas que estabas atrapado en esa mezcla oscura, húmeda y pegajosa de una bola de carne de unos centímetros de diámetro? ¿Pensabas eso? Vamos, Douglas, tú no pensaste eso nunca, ¿no es cierto? Tú has estado siempre abierto para el mundo. Y, por supuesto, era evidente. Cuando era muy pequeño, yo era así. Yo estaba abierto para el mundo. Después, cuando crecí, hice una cosa mala, estúpida, de mala manera. Para unirme al club humano, acogí a ese pequeño Douglas en el espejo y le amplié, le di la vuelta y le puse sobre mis hombros, lo que ciertamente es imposible, y paseé por el mundo como si hubiera una bola de carne aquí para impedir al mundo entrar. Si tenía a un amigo enfrente de mí, yo decía silentemente: «¡Alto ahí! ¡Yo tengo una cabeza!» Pero yo no tengo una cabeza. Yo no encuentro Aquí absolutamente nada.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Taller 1.12


Entonces percibí algo que voy a compartir con ustedes en los experimentos en un momento.Yo estaba mirando Aquí, tratando de averiguar qué era Aquí, en la raíz, en el centro de este lugar que ocupo. Acontecía que yo estaba en el Himalaya. Yo estaba mirando abajo desde el cielo y las montañas, y en los valles más cercanos podía ver algo de hierba. Aún más cerca vi los pies y la barriga de Douglas. Pero encontré que yo me detenía justo aquí en mi pecho. Encima de mi pecho estaba el Everest. Yo me detenía aquí como Douglas, y era reemplazado por la escena. Advertí simplemente que yo no tenía cabeza. De locos ¿no? Bien, no es enteramente exacto debido a que debería decir que no tenía cabeza Aquí. Naturalmente, tenía cabeza, pero la conservaba a un metro de distancia más o menos en el espejo del baño. Aquí, yo no tenía cabeza, y en lugar de mi cabeza tenía el Kitchunjunga y el Everest.

Taller 1.11


Bien, uno se identifica con cualquiera de estas regiones. La apariencia particular de uno depende de lo lejos que esté el observador. Yo había llegado tan lejos como para comprender esto, pero mi problema seguía ahí, mi timidez morbosa, esas ansiedades absurdas, ridículas y egoístas.

Taller 1.10


Así pues, tanto si ustedes se acercan tanto como puedan a Aquí como si se alejan tanto como sea posible, encontrarán siempre Espacio, con la región humana en medio. Lo que yo soy depende de desde dónde ustedes me estén mirando. De hecho, yo me considero a mí mismo desde todos estos ámbitos. Me siento a mí mismo en estas diversas regiones. A veces me siento solo como Douglas –miserable, viejo, egoísta, pequeño, interesado–. Otras me siento como mi familia. La gente muere por su ciudad. La gente murió por la ciudad de Atenas, ¿no es cierto? La gente muere por su país. Ellos son más su país que su pequeña persona. Y entonces hay veces en las que quiero despojarme de todo, y simplemente cierro mis ojos y digo: «¡Alto ahí, mundo. Basta ya!». Yo me retiro a Quien yo soy justamente Aquí. Yo no tengo nada que ver con ese material externo. De hecho, intrínsecamente, yo soy Nada, Nada consciente de sí misma como Nada.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Taller 1.9


Entonces, al alejarse de Douglas en lugar de acercarse a él, pero mirando aún al lugar donde yo estoy, lo que ustedes verán será esta ciudad aquí. Yendo todavía más lejos, ustedes verán California, después América, después la Tierra, después el Sistema solar, después la galaxia, después la galaxia se reducirá a un punto, y finalmente, espacio prácticamente vacío.

Taller 1.8


Lo que se percibe que yo soy, me decía a mí mismo en aquella época, depende de desde dónde me estén mirando. Decidí que lo que yo soy es una función –disculpen el modo más bien formal de expresar esto– una función de la distancia del observador. En otras palabras, si ustedes me miran desde dos o tres metros de distancia, dicen: «Hola Douglas» debido a que están a la distancia correcta. Ustedes están donde Douglas se muestra, donde ustedes sujetan su cámara para tomar una fotografía de Douglas. Si ustedes se acercan más a mí, evidentemente pierden a Douglas. Yo soy como un mandala o nido de círculos concéntricos, y si ustedes traen su cámara hasta uno de los círculos o regiones más cercanas de las que rodean mi centro, entonces llegan a un lugar donde obtienen una fotografía de un parche de piel, o un ojo, o los labios, que no son exactamente Douglas, ¿no es cierto? Si se acercan más, buscando Quién soy yo real, realmente, este Misterio interior, entonces llegan a regiones donde pueden obtener fotografías de células, moléculas de proteínas gigantes, moléculas más pequeñas y así sucesivamente. Entonces, me aseguran los físicos, la historia es de átomos y partículas. Y ustedes todavía no están Aquí. Los átomos son espacio casi vacío. Dios sabe qué partículas son o dónde están. Ellas son prácticamente nada, ¿no es cierto? ¿Entonces qué hay en el centro, Aquí? Eso es lo que yo estaba buscando. Yo estaba buscando qué hay debajo del electrón. Tenía una pregunta: ¿Qué hay en el centro? No podía ir más allá del electrón. Eso era todo lo lejos que podía llegar. Los quarks no estaban inventados hace sesenta años. Entonces, me aseguran los físicos, la historia es de átomos y partículas. Y ustedes todavía no están Aquí. Los átomos son espacio casi vacío. Dios sabe qué partículas son o dónde están.Ellas son prácticamente nada, ¿no es cierto? ¿Entonces qué hay en el centro, Aquí? Eso es lo que yo estaba buscando. Yo estaba buscando qué hay debajo del electrón. Tenía una pregunta: ¿Qué hay en el centro? No podía ir más allá del electrón. Eso era todo lo lejos que podía llegar. Los quarks no estaban inventados hace sesenta años.

Taller 1.7


Así pues, yo tenía esta baza. Estaba en la India en esa época, buscando Quién soy yo real, real, realmente. Había estado trabajando en este problema algunos meses debido a que en el corazón del corazón del asunto, mi sensación era que nosotros estamos construidos para el amor, somos amor, somos idénticos a lo que Dante llama: «el amor que mueve el sol y las demás estrellas» –que son las palabras finales del Paradiso–. Yo sentía que había un misterio detrás de mi existencia conectado con esta convicción de mi querido padre de que Quien nosotros somos real, real, realmente está vinculado y es incluso idéntico al poder detrás del mundo, que se afirma que es amor auto-dado. Yo sabía que esto era verdadero, ¿pero cómo podía ser?

lunes, 29 de noviembre de 2010

Taller 1.6


Pero tenía una cosa que jugaba a mi favor a pesar de los problemas: una sensación de sorpresa. Siempre he sido agraciado con asombro y gratitud por haber acontecido en el mundo, y la determinación de no vivir y morir sin echar un vistazo a lo que ha acontecido. Vean, habiendo acontecido, es una pena, un terrible oprobio, dar por buena la palabra de todos por lo que ha ocurrido, dar por buena la palabra de todos por lo que hay Aquí, y no molestarme nunca en ver por mí mismo hasta que ya no esté aquí para echar un vistazo. Estaba absolutamente asombrado y agradecido de haber acontecido. Yo no necesitaba haber acontecido, pero había acontecido, y tenía que echar un vistazo a pesar de estos desagradables problemas, que persistieron en algún grado hasta que tuve alrededor de treinta años.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Taller 1.5



El tercer problema era la falta de un objetivo en mi vida. No tenía nada para estructurar mi tiempo, nada por lo que vivir, nada por lo que morir. Yo no sabía qué hacer, intentando una cosa tras otra.
Bien, esos eran mis tres problemas principales: mi incapacidad para averiguar cómo era posible que el amor esté en la fuente del mundo (si ello era ciertamente verdadero, pues yo
tenía una certeza visceral), mi apariencia y timidez, y la falta de significado en mi vida.

Taller 1.4


El segundo era un problema que, al mirarles, probablemente tengan muy pocos de los aquí presentes. Yo era horriblemente tímido. Estaba paralizado por la timidez. Cuando entraba en una habitación con extraños, sudaba y temblaba de miedo ante la imposibilidad de tratar con esa multitud de gente. Era increíblemente tímido –no de timidez grácil y vergonzosa sino de timidez agresiva, que es la más horrible de todas debido a que uno está furioso con la gente si no te miran y terriblemente molesto si te miran–. Es un callejón sin salida. Yo pensaba que era la persona más fea de la cristiandad. No lo era, pero pensaba que lo era. Mi nariz en particular, era absolutamente desagradable; sobresalía. Si la llevaba a una habitación, todo el mundo la miraba, y eso me molestaba terriblemente. Espero que ninguno de ustedes haya sido tocado por este mal tan severamente como yo. Era ridículo, pero ese era el caso. Ustedes notarán que me he recuperado de este segundo problema.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Taller 1.3



Mi primer problema se relacionaba con el hecho de que yo había heredado de mi padre – más que de esta secta– algo de inmenso valor, que atesoraré hasta el final de mis días. Era la intuición, la sensación, la certeza de que el poder detrás del mundo es amor auto-dado. Mi querido padre vivió y murió con esta creencia. Él era muy estrecho y fanático, pero era un hombre querido que tenía esta profunda convicción. Yo sabía que mi padre estaba en lo cierto, pero no podía aceptar la teología o el modo de vida de la secta. A los veintiún años yo nunca había ido al teatro, nunca había ido al cine, y no me estaba permitido leer nada excepto la Biblia. Mi problema era, ¿cómo podía yo vivir a la luz de esta maravillosa idea de que, a pesar de las enormes apariencias de lo contrario, el amor está en el corazón del mundo, sin creer, como decía Alicia, seis cosas imposibles antes del desayuno? Ese era el problema número uno –un problema muy serio, pero un problema que ocultaba posibilidades–.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Nuevo libro de Douglas Harding en castellano


Título: El juego de la cara
Autor: Douglas E. Harding
"Ver la Cara Original de uno" es en el zen uno de los sinónimos de Iluminación. "Ve en este mismo momento a qué se parece tu cara -la Cara que tenías antes de que tus padres nacieran", es el mensaje de Hui Neng, el fundador virtual del zen-. Nuestra Cara Original es absolutamente sin características. Comprensiblemente, esta doctrina dejó perplejo al joven Tung-shan (807-869), que devino el fundador del Zen Soto. El momento de su Iluminación fue cuando le aconteció ver su reflejo en un estanque. En nuestros términos, localizó su cara humana abajo, en el agua, y su Cara no-humana sin atributos sobre el agua. "Cuando el pensamiento es dejado", dice un maestro zen posterior, "la Cara Original aparece".
Otras tradiciones religiosas, incluído el taoísmo, hinduismo (advaita), islam (sufismo), el cristianismo místico, tiene su versión de la Cara Original. Están de acuerdo en que tengo que ver, no sólo reconocer, esta vacuidad que permanece aquí en el Centro de mi universo y que están llena de este universo. No es que yo deba hacerme tan sin-cara, tan incorporal, tan grande como era en la cuna; sino más bien ver que he sido siempre así, y siempre lo seré, ya sea que tenga la honestidad de reconocerlo o no. Y después de todo, esto tiene sentido: el niño libre-de-juego está aquí así de evidente en realidad.
Ediciones Ignitus


Douglas E. Harding

Taller 1.2


Tomemos a Douglas a la tierna edad de veintiún años. Yo había estado creciendo en una secta evangélica ultrafundamentalista en Sufflolk, Inglaterra, llamada los Hermanos Exclusivos de Plymouth, una secta donde para leer a Dickens yo tenía que encerrarme en el lavabo, de otro modo el libro era quemado. Nosotros teníamos libros escolares, pero cualquier otro libro, mi padre lo quemaba ceremoniosamente debido a que probablemente procedían del Diablo. A los veintiún años, con gran agonía y aflicción de mi padre, yo me separé de los Hermanos de Plymouth.


jueves, 25 de noviembre de 2010

Taller 1.1


Hoy quiero dar una nota autobiográfica a modo de introducción. La razón para hacer esto es que toda comunicación genuina sobre asuntos espirituales se basa en la experiencia y no en material libresco. Yo tuve algunos problemas serios cuando era adolescente y alrededor de los veinte años y puede ser que algunos de ustedes tengan problemas similares. No me parece que ustedes tengan muchos problemas, pero espero que tengan algunos debido a que son la cosa más útil de todas, ¿no es cierto? Ellos son los motivos para buscar el lugar donde los problemas no pueden penetrar.


Douglas Harding

Cara a No-Cara. Redescubriendo Nuestra Naturaleza Original


Hola amigos y seguidores de este blog sobre el gran Maestro y Genio, Douglas E. Harding:


Me complace transcribir párrafo a párrafo este extraordinario libro de Douglas E. Harding traducido por el genial amigo Pedro Rodea (al que siempre estaré agradecido).


En este libro se va a ver a un Douglas más cercano en las transcripciones de sus talleres y entrevistas.


Gracias por seguir este blog y disfrutar de esta joya literaria.


Namaskar.


Luis Granados

domingo, 21 de noviembre de 2010

Lavar la cara… del espejo



Se le dijo a la hermana de un amigo, de alrededor de cuatro años, que fuese a lavarse la cara. Ella fue al cuarto de baño y comenzó a lavar su cara… en el espejo.

Douglas Harding

domingo, 31 de octubre de 2010

Claridad atenta a sí misma



Richard: ¿Podría decirse que algunas veces tienes más claridad que otras?

Douglas: No, yo no lo expresaría de ese modo sino que, en ocasiones, la Claridad está más atenta a sí misma, y otras menos, como cuando el énfasis recae en el contenido de la Claridad.



De una entrevista de Richard Lang a Douglas Harding

domingo, 17 de octubre de 2010

Experimento de apuntar con el dedo


Todo lo que tiene forma, sonido y color
puede ser clasificado como cosa.
Pero uno puede alcanzar lo Informe
...y vencer a la muerte.

Chuang-tzu

Cuando apuntas hacia cualquier lugar en el mundo, señalas objetos de percepción. Te encuentras a distancia de lo que miras y ves algo. Señala con el dedo a un objeto cercano y observálo. Estás viendo una cosa o dicho en otras palabras, algo que, desde cierta distancia, está dotado de forma, color, opacidad...
Ahora señala hacia otro lugar como el suelo, por ejemplo. Observa que, dentro de esos límites, también es una cosa. Señala a tu zapato. Otra cosa. Apunta a tu tronco que, en el marco de la presente magnitud, también es otra cosa dotada de forma, color, opacidad. Ahora llegamos a la parte más interesante del experimento, a la más
importante. Invierte el punto de observación ciento ochenta grados y observa ahora el lugar desde donde estás mirando. Señala con el dedo ...al lugar donde los demás ven tu rostro. (Hazlo realmente). Ahora estás señalando hacia el lugar que no se halla a distancia alguna de ti.
¿Qué es lo que ves?
¿Estás señalando a alguna cosa?
Ateniéndote a la evidencia presente, sin recurrir a la memoria o a la imaginación, ¿puedes apreciar aquí color, forma, opacidad o coseidad alguna? ¿Ves acaso tu propio rostro? ¿Puedes ver los ojos, las mejillas o la barbilla? Haz a un lado todas tus suposiciones y expectativas y mira como si fuese la primera vez. Sólo tú estás en posición de ver lo que hay en el centro, puesto que sólo tú estás a ese lado del dedo que señala. No confies en lo que crees que hay, sino tan sólo en tu observación directa.
Ésta es mi propia experiencia. En el lugar donde los demás ven mi ...cara, yo no veo ninguna cosa. Veo el dedo apuntando hacia mí y la habitación detrás del dedo, pero aquí, donde el dedo señala, no hay nada: ni rostro, ni ojos, ni mejillas, ni dentadura. Así pues, estoy mirando desde el espacio, la claridad, la transparencia y la vacuidad. De hecho, soy ese espacio y esa claridad. Y, en esa espaciosa vacuidad, se despliega mi dedo, el fondo que hay detrás, diversos hormigueos y cosquilleos y
pensamientos y sentimientos fugaces. Sigue señalando -y observando con curiosidad y atención- hacia el lugar donde las demás personas ven tu cara. ¿Cuál es la cualidad de ese lugar donde asumes que hay una cabeza sólida y dotada de forma humana? Confia solamente en tu experiencia directa y no en lo que piensas al respecto. No asumas que lo sabes y que, por consiguiente, no necesitas observar. No asumas que la perspectiva que los demás ...tienen de ti a varios metros de distancia es la evidencia irrefutable de lo que eres en tu mismo centro. Mantén tu mente abierta y observa de manera fresca por ti mismo.

Reflexiones sobre el experimento.

En este momento, estamos viendo lo que realmente somos. "Pero no veo nada", se puede objetar. Es cierto, yo tampoco veo nada, pero se trata de una nada muy especial. Para empezar, está despierta - despierta a sí misma en tanto que nada- y, en consecuencia, no es una nada muerta, inconsciente o ignorante de sí misma. Es también una nada consciente de lo que contiene, es decir, de cualquier cosa, desde el dedo que señala hasta las estrellas que contemplamos en el firmamento. Ese espacio vacío es la morada del Universo.

Gracias a:

Douglas Harding, Richard Lang, Jan Kersschot, Pedro Rodea, Salvador González.

lunes, 11 de octubre de 2010

La resistencia


Éste es un tema muy interesante puesto que supone cobrar conciencia de la vergüenza que nos provoca nuestra riqueza. Es como si, al despertar por la mañana, descubriésemos que nos ha tocado la lotería universal y que somos dueños de todo el universo, incluyendo las extrellas más lejanas.
En ese caso, podemos preguntarnos, ¿por qué no va todo el mundo corriendo a comprar un número, especialmente cuando es seguro que todos van a ser ganadores? Bien, lo que me dice el resto de las personas es que yo soy, en mi propio centro, lo mismo que parezco ser a cierta distancia o que yo soy, para mí mismo, exactamente lo que soy para ellos. ¿Y quién soy yo para discrepar con todas esas personas? Especialmente, puesto que deseo pertenecer a la humanidad y quiero formar parte de ella. (Necesito ser aceptado) ¿Acaso no me convertiría en un marginado si fuese por ahí diciendo que no tengo cabeza? (No hay mucha gente capaz de admitirlo.) ¿Acaso los demás no pensarán que estoy loco si les digo que contengo al mundo? (No nos relacionamos con locos raros) Tal vez digan que soy estúpido (Ya se han reído de mí bastante.) De cualquier modo, es una excentricidad y una burla afirmar que uno es Dios. Denota un orgullo desmedido, por no hablar de la herejía (Completamente
inaceptable) Y, por último, es ridículo y estúpido. (Pero yo no soy
ridículo ni estúpido.) Para la mayoría de nosotros, la presión social al respecto es
abrumadora, razón por la cual nuestro rechazo del estado sin cabeza es perfectamente comprensible. También hemos invertido mucho tiempo e ingentes esfuerzos en
imaginar cual es nuestra identidad para poder presentarla a los demás. Sí, sabemos que nuestro rostro tan sólo es una cosa muy pequeña y, en consecuencia, cambiarlo por el mundo no parece un mal negocio, pero tenemos miedo de haber despilfarrado una cantidad enorme de tiempo y energía. No podemos afrontar ese hecho. Somos incapaces de admitir que nos hemos equivocado. Puesto que ya hemos construido la casa, ahora queremos vivir en ella. Esa reacción también es muy comprensible. Otro obstáculo que puede impedir la Visión (de ver lo que realmente somos) es que, cuando nos convertimos en nada -algo que ahora y siempre hemos sido- tomamos el dolor y el sufrimiento del mundo como su gloria y disfrute. Tampoco sorprende que eso nos repela. Sí, es cierto, cuando vemos que estamos ausentes aquí, en el centro,
descubrimos que reaparecemos ahí, en todo lo que pueda presentarse. Y eso puede ser maravilloso. Nos transformamos en el rostro de un amigo, en el aroma de una flor, en una estrella brillando en el firmamento, en la pieza musical que más nos gusta. Esas cosas son fáciles de acoger. ¡Qué encantador es no tener rostro frente a un
niño que rie y juega! Pero, ¿qué ocurre con el sufrimiento de nuestro prójimo? La verdad es que no resulta tan sencillo. La Visión significa que, a la postre, podemos lavarnos las manos porque no somos nadie. Ésa es la línea divisoria. La verdad es que
incluimos a los demás. Dado que estamos vacíos, también somos ellos. En ocasiones, es difícil y doloroso. ¿Pero de qué manera la conciencia de nuestra identidad afecta a las relaciones que mantenemos con los demás? ¿Qué supone esa conciencia cuando nos
encontramos por la calle con un sin techo o miramos el telediario y somos testigos del sufrimiento del mundo? No podemos responder a esa pregunta de manera superficial. El primer paso consiste en ver lo que realmente somos cuando nos encontramos en cada una de esas situaciones. Después, hay que ver lo que estamos decididos a hacer. En ese caso, seremos dirigidos por nuestra verdadera naturaleza.
Tal vez todas las resistencias tengan su origen en el miedo a la muerte. La visión de nuestra propia vacuidad es tan incómoda como la extinción y la muerte. No queda de nosotros el menor rastro. (¡Malas noticias!): nada que ser, nada a lo que aferrarse, ni siquiera la vida. ¿Pero acaso lo más importante no es estar vivo, ser algo? No sorprende que nos resistamos a aceptar nuestra vacuidad. No queremos
partir. No queremos morir. La paradoja es que esa extinción total de nosotros mismos en el centro equivale a la completa salvación. Es una muerte que pone fin a la muerte porque, en el momento en que cruzamos la línea extraordinaria que hay bajo nuestro pecho -hacia el abismo infinito- la muerte no puede seguirnos. Lo único que puede seguirnos es la abundancia de la vida.
Seguramente mucha gente conoce la historia del sirviente que fue al mercado a comprar comida y se encontró con la Muerte. Se asustó tanto que corrió a buscar a su maestro para decirle lo que había sucedido, recoger sus cosas y salir huyendo a Samara, una ciudad que se hallaba a bastantes kilómetros de distancia. Pero no le
importaba. Lo único que quería era elejarse de la muerte tanto como pudiese. Quería vivir. Mientras tanto, la Muerte se quedó en el mercado muy sorprendida. Estaba extrañada de haber encontrado al sirviente por la mañana puesto que creía que iba a verlo en Samara esa misma noche. Y Samara estaba bastante lejos... ¿Cuál es el lugar al que no puede seguirnos la Muerte? Está mucho más cerca de lo que creemos.


Todo lo que tiene forma, sonido y color
puede ser clasificado como cosa.
pero uno puede alcanzar lo Informe
y vencer a la muerte.
Chuang-tzu


Richard Lang

sábado, 25 de septiembre de 2010

Nuevo libro: La vía de un metro. Articulos vol. I de Douglas Harding


Título: La vía de un metro
Autor: Douglas E. Harding
Ediciones: Ignitus
Traducido por Pedro Rodea


Si queremos conocer la verdad, si estamos interesados en averiguar si somos realmente el cuerpo o no, sólo tenemos que mirar, sin más demora, al lugar que ocupamos. Si estamos secretamente asustados de la verdad y no deseamos ver Quién somos, encontraremos excelentes razones para continuar pasando por alto al Veedor. ¡Incluso podemos persuadirnos de que somos devotos tanto mejores por ignorar las instrucciones claras del Maestro!

El hecho no es que no podamos ver, sino que estamos decididos a no ver lo Evidente. Tenemos miedo de desaparecer. Una vez que admitimos esto, estamos al menos a medio camino de superar nuestro miedo. Y realmente, por supuesto, no hay nada que temer. En el instante mismo en que uno ve que uno es nada, uno ve que uno es Todo.

Douglas E. Harding

lunes, 6 de septiembre de 2010

Póngase a prueba usted mismo 2ª parte




¿Puede ver por usted mismo, sin la más mínima dificultad o duda, en su Naturaleza Vacía? En otras palabras, ¿son los pasajes citados anteriormente evidentemente verdaderos justamente ahora, en su propia experiencia inmediata? Si es así, no se moleste en leer el resto de este artículo.

Si usted no ve de qué van ellos, ni quiere ver, no tiene sentido leer más.

Pero si, por otra parte, usted no lo ve pero quiere intentar algo que pueda capacitarle para hacerlo, entonces se sugiere que dedique los próximos veinte minutos a llevar a cabo algunos experimentos simples. Leerlos solo es peor que inútil. Tienen que ser hechos efectivamente. Las siguientes preguntas son para ver, según la evidencia presente solo, lo que usted encuentra en este momento, cuando deja de poner cosas en ello:

1. Levántese, mire hacia delante, quédese quieto.
(Ayuda tener un amigo que le lea las preguntas en voz alta, pero no necesita responderlas en voz alta).
¿Cuántos pies tiene ahora que pueda contar?
Por supuesto, usted siente sensaciones, ¿pero qué son ellas realmente? ¿Equivalen a unos pies? Según la presente evidencia, ¿no podría usted tener igualmente garras o pezuñas o aletas?

¿Cuántas piernas puede encontrar? ¿Cuántos troncos? ¿Cuántas cabezas?
¿Dónde están sus límites? ¿Cuán grande es usted? ¿Cuán viejo? ¿De qué sexo?

¿Es usted una cosa, o es más como el espacio en el que están aconteciendo ahora un montón de otras cosas —incluyendo varios pensamientos y sensaciones?

2. Responda las mismas preguntas, esta vez con los ojos cerrados

3. Mire su mano. ¿Está usted en ella, o está ella en usted? ¿Tiene usted algún indicio de lo que es estar en ella?

4. Continúe mirando su mano

¿Cómo podría ver ahora su color, si usted fuera coloreado?
¿Cómo podría recibir su forma, si usted tuviera forma?
¿Cómo podría registrar sus movimientos ahora, excepto en su quietud?
¿Cómo podría contenerla si usted no fuera vacío?
¿Cómo podría usted captar todos esos detalles, excepto siendo absolutamente llano y simple?
¿Cómo podría usted sentir el dolor en ella (cuando su uña del dedo pulgar se clava en su dedo índice) si no fuera sentido contra un trasfondo constante de no dolor?

¿Cómo podría usted oír el ruido que hace (como cuando chasquea sus dedos) si el sonido no hiciera «plaf» en su ilimitado fondo de silencio?

5. ¿Por cuántos ojos está usted mirando, ahora que realmente mira?
Vea qué ocurre cuando se pone sus gafas, lentamente. Abarque con sus manos la extensión de su «ojo». ¿Qué hay detrás de él?

6. Señale a sus pies, piernas, vientre, pecho, después a lo que hay encima de eso.
¿Con toda honestidad, a qué está señalando su dedo ahora? Continúe señalando.

7. Vea si usted puede estar cara a cara con alguien. ¿No es cara a no cara?

8. Asegúrese de dónde tiene usted su cara. ¿Está ella dónde usted pensaba que estaba?
¿O está ahí en el espejo, y donde su amigo la recibe (y por lo tanto puede decirle si hay una mancha en su nariz), y donde él sostiene su cámara (que por lo tanto puede registrarla, mancha y todo)?

9. Palpando, pellizcando y palmeteando, intente construir sobre sus hombros una cosa coloreada, opaca, toda junta en una pieza, limitada, tal como usted la encuentra sobre los hombros de su amigo. Intente entrar y describir sus contenidos, como se revela ahora. ¿No sigue usted siendo amplio, espacioso, inmenso?

10. Mire al cielo encima de usted. ¿Está su tierra-cuerpo vacía ahora, lo mismo que su cuerpo y cara y ojos de hombre estaban vacíos? ¿No es cierto que «toda la gran Tierra» no es nada sino usted (Hseuh-feng) y «que la gran Tierra» no contiene una mota de polvo (dicho Zen)? ¿No es desde lo que usted está mirando espléndidamente espacioso siempre para lo que usted está mirando?

11. Usted es la única autoridad sobre cómo es donde usted está. Pero si usted no confía en sus propios hallazgos, que su amigo compruebe, hasta donde pueda, su vacuidad central (a cero metros) acercándose con su cámara (un «agujero» en una hoja de papel servirá).

¿No comienza él en un lugar (digamos a dos metros de distancia) donde encuentra que usted es un ser humano, después viene a un lugar donde (a, digamos, un metro) encuentra medio ser humano, después una mano o una cabeza, después un parche de piel y después un mero borrón?

(Suponiendo que él tuviera buenos microscopios, etc… ¿no se vería el borrón como células, después como una célula, después como partículas de orden decreciente, y al final como espacio prácticamente vacío —sin rasgos distintivos, transparente, sin color, ilimitado?)
¿No es cierto que cuanto más se acerca él a usted, más se acerca a su propia visión de usted mismo como Nada?

¿Puede ver ahora por usted mismo, más allá de toda duda, en su Naturaleza Vacía? Si es así, ¿qué le impide continuar haciéndolo, siempre que y dondequiera que usted quiera, hasta que el ver devenga su modo normal de vida? Esto puede no llevar tanto como usted teme. En cualquier caso, ha comenzado con buen comienzo.

Douglas Harding

Traducido por Pedro Rodea

domingo, 5 de septiembre de 2010

Póngase a prueba usted mismo 1ª parte


Siguiendo la guía del Buddha mismo, el budismo afirma a menudo que, en contraste con otras religiones, no es dogmático, que sus enseñanzas son para poner a prueba y no meramente para confiar en ellas. Un budista verdadero, no trata con bienes de segunda mano. Se dice que es de mente abierta, humilde ante los hechos como efectivamente se presentan, y sobre todo, atento a lo que se da ahora, abandonando la imaginación, lo aprendido de oídas, los prejuicios y todas las opiniones preconcebidas —no importa cuán consagradas sean por la tradición.

Lo que sigue es, por tanto, una invitación a poner en práctica esta atención de mente abierta, y poner a prueba algunas enseñanzas budistas básicas averiguando cómo concuerdan ellas con la experiencia de primera mano.

Primero, una ojeada a estas enseñanzas:

No busquéis refugio en nadie sino en vosotros mismos.

Vosotros no podéis alcanzar yendo, ese lugar donde no hay nacimiento, ni envejecimiento, ni declive, ni perecimiento, ni surgimiento en otra parte en el renacimiento… Pues, amigos míos, en este mismo cuerpo, seis pies de alto… está el mundo, y la cesación del mundo, y la vía que lleva a su cesación.

Gautama Buda

Percibiendo que este cuerpo es como espuma, como un espejismo, él [el discípulo], rompiendo los floridos dardos de Mara, irá dónde el Rey de la Muerte no le ve.

Dhammapada

Aquí, ¡oh Satputra!, la forma es vacío.

Sutra del corazón

Yo he realizado la Naturaleza Esencial de mi cuerpo y mi mente, que es como la fluidez de los océanos de fragancia que rodean las Islas del Bienaventurado. He realizado que había estado arrojando todo el tiempo los fragmentos rotos de mis pensamientos de personalidad en la claridad pura de mi Naturaleza Esencial.

Surangama Sutra

Este cuerpo vacío, visionario es nada menos que el Dharmakaya.

Yung-chia Hsuan-chuch

En el lugar donde no ningún hombre es, yo pondré mi mano en mi frente y te guardaré. Te esperaré y cuidaré de ti donde ningún hombre habla, es decir, en la tierra de Maitreya, donde no se necesita boca ni labios.

Pai-chang

Mientras no seas llevado por vientos externos, tu Naturaleza permanecerá como el agua, siempre serena y clara.
La percepción de que hay nada que percibir —esto es Nirvana, también conocido como Liberación.

Hui-hai

Douglas Harding

Traducido por Pedro Rodea

domingo, 18 de julio de 2010

Resultados... (continuación y última) Encontramos la paz mental
















En el Centro reside siempre la perfección y, fuera del Centro, siempre hay imperfección. En tanto que ser humano, el hombre es incompleto y la Visión de lo que realmente es no puede convertir a un ser humano en un ángel ni transformar la sociedad humana en una utopía y, mucho menos, en el Cielo. Si persistimos en ella, los efectos de la visión ciertamente se tornan evidentes en nuestra personalidad y en nuestro entorno, pero varían considerablemente y, con frecuencia, nos parecen muy escasos. Sólo hay una cosa en la que podemos confiar en todas circunstancias y es el Centro de la Paz. El vidente puede encontrarse frecuentemente en un mundo problemático, desconcertante, triste y trágico, pero nunca pierde (al menos mientras está viendo) la paz mental. La ansiedad básica se esfuma. Esa Visión es, de hecho, la Paz misma. Él permanece en reposo.

Douglas Harding

lunes, 5 de julio de 2010

Un Jesús para nuestro tiempo 1ª parte


El Evangelio según Tomás, perdido y descubierto «por accidente» en una cueva egipcia en 1945, no podía haber aparecido en un momento más oportuno de la historia, o con un mensaje que hable más directamente a nuestra condición y necesidades. En este antiguo texto apócrifo cristiano, la voz viva de Jesús llega hasta nosotros directamente, sorteando todo lo que los hombres han estado diciendo sobre él y haciendo en su nombre. Vuelve claramente, sobre el clamor confuso de dos milenios de cristianismo. Es como si él mismo hubiera puesto esta benéfica bomba de relojería en la cueva en Nag Hammadi, colocando cuidadosamente la mecha para retrasar su explosión hasta que el mundo estuviera listo para el impacto. Es como si, tan trágicamente adelantado a su propio tiempo, él hubiera sabido cuándo un número significativo de hombres y mujeres completamente ordinarios (tan distintos de los sabios y veedores altamente especializados y disciplinados) fueran al fin capaces de alcanzar su visión de la Luz, su experiencia de lo que él llama el Reino.

Yo no puedo hacer nada mejor que comenzar citando un número de dichos o logia típicos de este Evangelio:

Que el que busca, no cese hasta que encuentre. Y cuando encuentre, se asombrará, y cuando se asombre, se maravillará, y será rey sobre todo.

Vosotros examináis la faz del cielo y de la tierra, pero no sabéis qué es donde vosotros sois. E ignoráis el momento presente.

El hombre anciano no dudará en preguntar al niño de siete días sobre el lugar de la vida, y vivirá.

Los cielos y la tierra se plegarán ante vuestros ojos, pero el que vive desde el Uno no experimentará ni muerte ni temor.

Muchos están de pie frente a la puerta, pero es el Solo el que entra en la cámara de la novia.

Yo soy la Luz que está en todas las cosas. Yo soy el Todo. De mí ha salido el Todo, y a mí ha vuelto el Todo. Cortad la madera y yo soy ahí. Elevad la piedra y me encontraréis.

El que conoce todo excepto a sí mismo, carece de todo.

Nosotros venimos de la Luz, del lugar donde la Luz viene a la existencia por sí misma solo.

Yo estuve en medio del mundo y aparecí ante ellos en la carne. Les encontré a todos ebrios. No encontré a nadie que estuviera sediento. Y mi alma fue perturbada por los hijos de los hombres, pues ellos son ciegos en sus corazones, y no ven que vienen vacíos al mundo.

Hay una Luz en el hombre-Luz y ella ilumina el mundo entero.

Este quinto Evangelio o escrito de Dios es muy diferente de los cuatro Evangelios canónicos. Es una colección de los dichos o logia de Jesús, algunos de los cuales son un eco de sus dichos en los otros evangelios, y algunos de los cuales son únicos de Tomás. No contiene milagros ni historias admirables, ni caminatas sobre el agua, ni resurrección de los muertos, ni concepciones inmaculadas o ascensiones a los cielos o descensos a los infiernos: nada en absoluto para forzar nuestra credulidad. Ciertamente, es una compilación más tardía que los cuatro canónicos. Sin embargo, algunos eruditos creen que puede remitirse a fuentes anteriores a las de éstos, y por lo tanto nos ofrece lo que puede ser llamado un Jesús desmitologizado. Sea como sea, la cuestión ante nosotros ahora es el valor y la verdad de estos dichos, sin importar cuán auténticos sean históricamente, cuán lejanas estén las palabras de Jesús, o de sus seguidores e intérpretes.

Douglas Harding

Gracias Pedro Rodea por el artículo

miércoles, 30 de junio de 2010

Resultados... (continuación) Dejamos de jugar


El impulso básico que anima los juegos tragicómicos en que nos implicamos es la pretensión de que hemos abandonado nuestro Hogar, situándonos imaginariamente fuera de él y volviéndonos hacia nosotros mismos para ponernos una cara encima o para ponernos la máscara de algún acto en particular en beneficio de la audiencia. La cura fundamental consiste en vernos a nosotros mismos en nuestro propio Hogar y vivir aquí sin rostro, vivir desde dentro hacia el exterior, es decir, vivir para expresar y no para impresionar. Lo que la gente haga con nosotros entonces es su problema, el nuestro es el Vacío y la gente que Lo llena. Para percibirlos como personas libres de juegos, sinceras, naturales y reales, sólo tenemos que atender a la Nada aquí dejando que el edificio –el desarrollo desde la Fuente Vacía aquí hasta sus efectos locales en las otras personas- se desarrolle por sí solo. Interesarnos por nuestra propia imagen equivale a expoliarla. Proyectar deliberadamente un yo equivale a proyectar un yo falso. Mientras vemos lo que realmente somos, estamos libres de juegos pero, cuando Lo obviamos, como mínimo estamos jugando el Juego de la Cara y, muy probablemente, también algunos de sus derivados.

Douglas Harding

viernes, 18 de junio de 2010

Resultados... (continuación) Le prestamos atención espontáneamente


Sólo la No-mente puede relacionarse con la mente, tanto conciente como inconsciente. Otro mito antiguo expresa esta cuestión de manera muy hermosa. Un rey oriental envió a su hijo a Egipto a la búsqueda de la Perla del Conocimiento. Pero cuando llegó allí y comió la comida y vistió la ropa de los egipcios, se olvidó completamente de Quién era y del motivo que le había llevado a Egipto. Al enterarse de la situación, su Padre le envió un ave mensajera para recordárselo y el Príncipe reemprendió la búsqueda de la Perla. Por último, supo que ésta se hallaba en el fondo de un lago, custodiada por una terrible serpiente. De modo que, después de engañar al monstruo, se zambulló en el lago, cogió la Perla y volvió con ella a la casa de su Padre, invistiéndose en el camino de la túnica azul del firmamento estrellado.
Adviértase que el Príncipe no ignora ni se enfrenta a la serpiente (su propia naturaleza inconsciente, demoníaca y animal) sino que utiliza una estratagema. Si luchamos con la serpiente (como ocurre con la disciplina moral directa), siempre estamos a punto de vencerla pero nunca lo conseguimos realmente. Si nos hacemos amigos de la serpiente y parlamentamos con ella (como en las muchas variedades de exploración y análisis psicológico), podemos aficionarnos al diálogo y mantenerlo indefinidamente, sentándonos mientras tanto cómodamente encima de la Perla. Pero si, al igual que nuestro héroe, cuando divisamos la Perla, engañamos a la serpiente hasta alcanzar finalmente nuestro objetivo, entonces, estamos dotados con el perfecto poder seductor capaz de domar dragones. La espada de la disciplina tan sólo le estimula y produce arañazos y, por su parte, las propuestas amistosas sólo sirven para seguir hablando sobre la vida. Sin embargo, el dragón respeta el Talismán del Conocimiento. Por eso, no permite que nadie lo ignore (muy al contrario), ni puede ser convertido de la noche a la mañana en un gatito (de hecho, puede ser muy violento si se percata de que ha perdido su Joya), pero sabe quién es su Dueño y el modo de servirle.
Tomemos cualquier problema psicológico, grande o pequeño, como por ejemplo la irritabilidad, la mezquindad o el miedo a las arañas, a las alturas o la ansiedad que me produce el no amar lo suficiente. La curación de ese problema no consiste en salir fuera de mí mismo, ni en esconderme de él dentro de mí mismo, sino en afrontarlo desde Uno mismo, observarlo desde Aquí., verlo conscientemente desde este Hogar libre de problemas cuyas ventanas permanecen despejadas y abiertas de par en par sobre la escena problemática. Como siempre, la solución reside en mirar en ambas direcciones al unísono, en ver simultáneamente lo que estamos mirando y a Aquel que está mirando, la cara y la no-cara, la cosa y la no-cosa, el problema y el no-problema. Esta terapia funciona porque se adecua a los hechos, porque en realidad nunca podemos abandonar nuestro Hogar, ni desviar la visión de nuestro Hogar ni alejarnos de él.

Douglas Harding

domingo, 13 de junio de 2010

Resultados... (continuación) Los problemas cotidianos van resolviéndose


Éstos abarcan desde encontrar un sitio para aparcar hasta decidir dónde vamos a vivir, desde cómo deshacernos de los ratones hasta el modo de relacionarnos con nuestra suegra. La solución radica en ver Quién tiene esos problemas. En tal caso, son obviados más que abolidos, asentados más que resueltos. Pero en ese asentamiento reside, de hecho, su solución ya que nos desprendemos de todos ellos. Prestando atención a nuestro propio Negocio interno, apreciamos con mayor interés los eventos externos. El resultado puede ser sorprendente, misterioso e incluso chocante y absurdo pero, a la larga, evidencia una sabiduría y una extraña presciencia que sobrepasa a la comprensión humana. Cuando a la postre –confusos y agotados- tenemos el buen criterio de renunciar a nuestro ordenador humano (que sólo es capaz de computar una mínima fracción de datos relevantes) a favor del Ordenador Universal, del Vacío en sí (que puede procesar la totalidad de los datos), las respuestas que obtenemos son las correctas. Ningún ser humano, salvo Aquel que vive en todos los seres humanos, es capaz de saber qué es lo mejor. De ese modo, cuando renunciamos a nuestro yo imaginario, descubrimos nuestro Yo real. La respuesta radical a todos los problemas reside en no perder de vista a este Yo bajo ninguna circunstancia.
Con independencia de cuál sea el problema que se manifieste ahí, la solución siempre está aquí, a una distancia de ciento ochenta grados del problema. Los enfoques unidireccionales nunca son válidos. Por ejemplo, el problema de Perseo era Medusa porque su mera visión convertía en piedra al espectador, de modo que se dio la vuelta y la miró de manera indirecta, reflejada en el escudo que le había proporcionado la Diosa de la Sabiduría, y así pudo salvarse. De igual manera, el mundo y sus caras dejan de petrificarnos –de convertirnos en la tercera persona, en una cara entre otras caras y en un objeto entre objetos- cuando nos volvemos a lo que es capaz de reflejar al mundo con toda claridad. Sólo la primera persona –la Vacuidad- puede relacionarse con la segunda y la tercera persona y con el resto de las cosas.

Douglas Harding

jueves, 3 de junio de 2010

Resultados... (continuación) La mente despierta


Experimentamos las ideas, la inspiración, la guía constante y el flujo sin obstrucción, procedentes de la Fuente, como si careciesen de mente en sí mismas. Paradójicamente, para ser verdaderamente creativos, para poder ser perspicaces sobre las cosas de ahí, necesitamos ser conscientes aquí, vacíos de cabeza, sin cráneo, sin ideas, en blanco.

Douglas Harding

sábado, 22 de mayo de 2010

Resultados... (continuación) El corazón se abre al mundo


Cuanto más cuido de la Frescura aquí, mejor cuido también de la calidez ahí. No es que sienta más amor (mi amor se dirige hacia ti porque no puede ser retenido aquí), sino que te veo más digno de ser amado. Mis sensaciones, que ahora se adhieren a los objetos en lugar de al Sujeto (quien no encuentra nada aquí donde poder adherirlas), se convierten en sensaciones reales y espontáneas y dejan de ser montajes o maquinaciones sentimentales. (Ese) descubrimiento… se extiende a todas las facetas de la vida. Al dejar de cultivar mis propios estados y de solazarme en ellos –un hábito absurdo, ansioso y autoderrotista- soy libre, a la postre, para disfrutar de las personas y del mundo tal y como aparecen, desde su Fuente Vacía. Dicho de otro modo, mi mente, con todos sus pensamientos y sentimientos, pasa a ser centrífuga. Cuando la mente deja de ser una pequeña posesión local privada, personal y desgajada del universo que está ahí y proyectada fuera de su caja cerebral (¡como si eso fuese posible!), se funde con el universo y es elevada a la altura de los cielos. Así visto, el mundo es el mismo viejo mundo y, sin embargo, completamente diferente, puesto que está lleno de una mente y de un significado que ya no abstraigo de él. Es una totalidad completa porque no intento apropiarme de ninguna de sus partes. Es sano. Tiene sentido. Es digno de amor.

Douglas Harding

domingo, 16 de mayo de 2010

Resultados... (continuación) Nuestros sentidos despiertan


Colores, texturas, sonidos, sabores, olores y el resto de las sensaciones asumen un nuevo brillo, agudeza y novedad, que contrasta poderosamente con la simplicidad del Fondo. Por ejemplo, es normal (incluso al principio de la Visión) que los colores –como las luces del tráfico, los carteles de neón de las ciudades por la noche y sus reflejos sobre el pavimento mojado o los laterales de los taxis- nos resulten increíblemente resplandecientes y bellos.

Douglas Harding

Resultados individuales (introducción)


¿Qué puede hacer por nosotros esta meditación ordinaria de doble dirección? ¿En realidad, supone alguna diferencia? Dicho con otras palabras, ¿qué ventajas conlleva comenzar a implementar nuestra hipótesis en lugar de considerarla como algo meramente hipotético? No cabe duda de que la historia personal de cada practicante es única y de que debemos esperar muchas sorpresas. Por eso, el siguiente relato –escrito en el año 1970 y basado en la experiencia de casi una década de un grupo de practicantes limitado (pero en rápido crecimiento)- es, necesariamente, provisional y parcial y ha de ser verificado y completado por todos los que sienten que merece la pena seguir y practicar este mensaje.
En la medida en que seguimos viendo de manera clara y estable nuestra propia Naturaleza, eso que hay simplemente aquí y ahora, ocurre lo siguiente:

(Continuará)

Douglas Harding

sábado, 1 de mayo de 2010

"La meditación..." (continuación) De doble dirección


Por encima de todo esta meditación, a la manera de Jano, mira en dos direcciones al unísono. Al mirar simultáneamente hacia dentro (al Vidente) y hacia afuera (a lo visto), acoge y confiere sentido a lo visto, ya que no interpone ni prioriza nada en su camino. Si buscamos a la primera persona, la tercera nos será dada por añadidura. Si buscamos a la tercera persona, la perderemos incluso a ella.

Douglas Harding

domingo, 4 de abril de 2010

"La meditación..." (continuación) Fascinante


Podemos proseguir incansablemente con esta meditación porque es sumamente interesante y es sumamente interesante porque se trata del descubrimiento, siempre renovado, de lo que, después de todo, más importante resulta para nosotros. Si el Sujeto no es asunto nuestro, ¿de quién entonces? No es sorprendente que cualquier otro sujeto de meditación resulte a la postre incapaz de atraer nuestra atención. En cambio, ¿cómo puede nuestra verdadera Historia, nuestro auténtico Corazón, verse eclipsado o defraudarnos cuando es siempre el mismo y, a la vez, de manera fascinante, siempre nuevo? ¿Cómo podremos jamás agotar su indescriptible y arrobador misterio?

Douglas Harding

viernes, 2 de abril de 2010

"La meditación..." (continuación) Paradójica



















Como personas inconsistentes y difíciles de complacer que somos, exigimos un tipo de meditación que nos separe del resto de las criaturas y que, a la vez, nos una a ellas, que nos reduzca absolutamente y que, al mismo tiempo, nos exalte completamente, que nos torne plenamente presentes y conscientes de nosotros mismos y, a la vez, totalmente ausentes y olvidados de nosotros, que nos proporcione descanso y, simultáneamente, nos inspire a la acción, que no tenga objeto y, sin embargo, tenga un propósito que nos deje sin nada que hacer porque ya hemos llegado a la meta y, al mismo tiempo, que lo deje todo por hacer porque aún estamos al comienzo. Lo que buscamos, en resumen, es una meditación que reconcilie todas nuestras contradicciones internas. ¡Mucho pedir! No obstante, maravilla de las maravillas, ésta es justamente la meditación que ofrece nuestra hipótesis (“Más cerca está Él que nuestra respiración y más próximo que las manos y los pies”) cuando la aplicamos diariamente.

Douglas Harding

sábado, 27 de marzo de 2010

"La meditación..." (continuación) Cura la timidez




























El principio que rige esta meditación es que, si no perdemos de vista al Yo bajo ninguna circunstancia, todos nuestros problemas se resolverán, incluyendo, por extraño que resulte decirlo, el problema de la exagerada conciencia del yo. Porque, encontrar el Yo equivale a perder el yo. Si bien esta meditación cura la timidez, no nos hace perdernos en el mundo de los objetos, sino que nos lleva a descubrir que nosotros somos sus recipientes.

Douglas Harding

domingo, 21 de marzo de 2010

"La meditación..." (continuación) Contagiosa



















Al principio la ayuda de un amigo es prácticamente indispensable. Es raro que la visión inicial ocurra espontáneamente: casi todos se inician en esta meditación con ayuda de alguien que ya la practica, ya que el estado es sumamente contagioso, una transmisión directa de persona a persona. Los libros demuestran ser casi, cuando no completamente, incapaces de llevar a cabo esta transmisión. Su verdadera misión consiste en despertar el deseo de descubrir a Quién está leyendo el libro y confirmar ese descubrimiento una vez que se ha producido. Pero nos toca a cada uno de nosotros decidir (a ese respecto).

Douglas Harding

viernes, 19 de marzo de 2010

"La meditación..." (continuación) No es exclusiva y es autónoma



















No es exclusiva

Esta meditación no excluye ni necesariamente interfiere con ningún otro tipo de meditación que nos parezca provechosa, tal como la práctica de sentarse en zazen. Lo que sí descarta es la meditación que presume que el meditador no está ya en su Hogar.

Autónoma

Ya que esta meditación es completamente ordinaria, secular, simple, obvia y común, y como sencillamente no hay nada que aprender, no necesitamos guía experta, ni manuales de meditación o maestros, ni elegir angustiosamente entre sistemas generalmente conflictivos. Tampoco tenemos que cazar al Maestro infalible, ya que vemos que El se encuentra justo donde ya estamos nosotros. Por otra parte, la compañía de amigos que practican esta meditación resulta a la vez provechosa y agradable.

Douglas Harding

domingo, 14 de marzo de 2010

"La meditación..." (continuación) Natural



















Aunque es abiertamente natural desde el principio, esta meditación va tornándose más natural si cabe y, a la postre, completamente natural. Al principio necesitaremos probablemente pequeños recordatorios para aclarar la visión, tales como contar nuestros ojos ¿(qué ojos?) y situarnos de cara a la "no-cara" con un amigo. Pero, al cabo de un tiempo (no necesariamente medido en años), prescindiremos de esos artificios: la primera persona se convierte entonces en nuestra segunda naturaleza (o en nuestra primera naturaleza recobrada) y lo último que hacemos, en ese caso, es preocuparnos porque no tenemos cara. Es mucho más sencillo, es como descansar en nuestro propio Hogar, en el aire maravillosamente diáfano de nuestro Hogar, sin pensar en ello en absoluto. Así como un hombre no se detiene en el vestíbulo a estudiar la puerta por la que acaba de pasar, sino que prosigue para disfrutar de las comodidades del interior, también nosotros pasamos a disfrutar de la inmensidad que hay en nuestro interior, y las portezuelas que nos conducen a ella son reconocidas como artificios temporales y triviales, como meras artimañas. (Muchos de los recursos de las religiones tradicionales son tan complicados, misteriosos, bellos o impresionantes que distraen nuestra atención del propósito fundamental, de modo que los medios terminan reemplazando a los fines. No obstante, albergamos la esperanza de que, con el curso de los siglos, se conviertan en objetos sagrados a los que atribuyamos un valor por sí mismos.)

Douglas Harding

domingo, 7 de marzo de 2010

"La meditación..." (continuación) Segura




















Esta meditación es segura, no sólo porque no la podemos echar a perder, no sólo porque evita la dependencia de los otros por una parte y el orgullo personal por la otra, sino también porque no es artificiosa. No hay nada de arbitrario o de caprichoso en ella, nada que abuse de nuestra credulidad, nada que pueda salir mal, nada que nos distancie de la gente común, nada en especial. Es segura porque se trata de de descubrir cómo son las cosas y no de manipularlas. ¿Qué podría ser menos peligroso que dejar de engañarnos con respecto a nosotros mismos y más peligroso que continuar haciéndolo?

Douglas Harding

domingo, 28 de febrero de 2010

"La meditación..." (continuación) Sin ego




















No se logra nada, sólo se descubre. Y lo que descubrimos nos llena de humildad: cuando vemos realmente la vacuidad que somos (en vez de imaginarla tan sólo o de limitarnos a creer en ella), no podemos seguir dudando. Sólo eso nos llena de convicción. Aquí está el único Lugar, el Lugar donde dejamos de ser una apariencia y somos reales y estamos claramente libres de egoísmo o de cualquier otra cosa; en una palabra, libres.

Douglas Harding

domingo, 21 de febrero de 2010

"La meditación..." (continuación) Democrática


















Una grata consecuencia de esta meditación es que entre aquellos que la practican fielmente no pueden existir jerarquias, gurúes ni chelas, ni competencia o intimidación espiritual alguna. De hecho, ¿qué otra base más firme para la igualdad humana (por no decir la democracia) podemos encontrar aparte de nuestra identidad común?

Douglas Harding

martes, 16 de febrero de 2010

La Meditación de la Visión de lo que Realmente Somos 10


Unificadora

Sólo en la Raíz, y en tanto que la Raíz, somos todos Uno y el Mismo por siempre. Esta meditación nos une infaliblemente a todas las criaturas en el único lugar donde todo converge, donde por fin nos liberamos completamente de nuestras caracteristicas aparentes y de los sentimientos y los pensamientos ocultos que nos distinguen y separan de los demás. El Vacío -precisamente porque está verdaderamente vacío- es idéntico en todos los seres, en todas partes y en todo momento. Si pudiese ser experimentado como especialmente amoroso en mí, brillante en ti y vacío en él, sólo serviría para separarnos todavía más. Pero en realidad tú, él y yo somos lo mismo y, sin el menor asomo de duda ni temor, podemos encontrar inmediatamente el único lugar donde nada se interpone entre nosotros.

Douglas Harding

domingo, 14 de febrero de 2010

La Meditación de la Visión de lo que Realmente Somos 9


Pragmática

No es menos cierto que los días, las semanas o los meses que siguen a la visión inicial (haya llegado ésta de manera explosiva o no) pueden estar llenos de dicha y liviandad. Nos sentimos como recién nacidos en un nuevo mundo. Pero, tarde o temprano, todo eso acaba desvaneciéndose para nuestra gran sorpresa y desilusión. "¡Ya no significa nada para mí!" Surge entonces la tentación de abandonar la meditación con la errónea impresión de que hemos perdido nuestra capacidad para practicarla. Pero si, pese a todo, persistimos en nuestro empeño, llegaremos a valorar la meditación más por ella misma que por sus atractivos pero accidentales frutos, más por su llana e insípida verdad y por la nada en que ciertamente nos sume que por el algo que solía procurarnos: y esto es un gran avance. Al perder interés por los frutos, nos aseguramos que éstos crezcan saludablemente, sin ser molestados ni perturbados, y puedan madurar a su tiempo. Mientras tanto -y siempre- lo único que debe interesarnos es alimentar la Raíz.

Douglas Harding

viernes, 12 de febrero de 2010

La Meditación de la Visión de lo que Realmente Somos 8


No es explosiva

Es cierto que la visión inicial de la Fuente puede presentarse como una fulgurante y estremecedora revelación. ¿Qué otro evento en nuestra vida es merecedor de mayor celebración? Pero los fuegos artificiales no son necesarios y el espectáculo, en cualquier caso, pronto se esfuma. Muchos (si no la mayoría) de los practicantes serios de esta clase de meditación arriban a ella sosegadamente, tal vez con algún comentario como "¡Por supuesto, ya no me cabe duda de que es así!" Todo depende del temperamento individual, de nuestra formación, de nuestras expectativas cultural-religiosas y, por encima de todo, de cuánta tensión o estrés psicológico hayamos acumulado, ya sea sin intención en el curso de la vida cotidiana o deliberadamente a través de disciplinas religiosas y de prácticas de meditación específicas.

Douglas Harding

miércoles, 10 de febrero de 2010

La Meditación de la Visión de lo que Realmente Somos 7


No es mística

Esta meditación, ciertamente, no es en sí misma una experiencia mística, religiosa o de euforia, ni una repentina explosión de amor universal o conciencia cósmica, ni ningún tipo de sentimiento, pensamiento o intuición similar. Muy al contrario, carece absolutamente de cualidades, siendo incolora y neutra. Consiste en contemplar simultáneamente la Fuente pura, quieta, fresca y transparente de la que dimanan el bullicio y turbulencia del mundo, sin vernos arrastrados por el mundo. Sólo podemos estar seguros de disfrutar de nuestra cuota de experiencias místicas o espirituales no fluyendo corriente abajo en pos de ellas, sino tan sólo cobrando conciencia de que siempre estamos ubicados río arriba con relación a ellas y de que solamente podemos disfrutarlas desde aquí, en la Fuente que reside en nosotros.

Douglas Harding