lunes, 6 de septiembre de 2010

Póngase a prueba usted mismo 2ª parte




¿Puede ver por usted mismo, sin la más mínima dificultad o duda, en su Naturaleza Vacía? En otras palabras, ¿son los pasajes citados anteriormente evidentemente verdaderos justamente ahora, en su propia experiencia inmediata? Si es así, no se moleste en leer el resto de este artículo.

Si usted no ve de qué van ellos, ni quiere ver, no tiene sentido leer más.

Pero si, por otra parte, usted no lo ve pero quiere intentar algo que pueda capacitarle para hacerlo, entonces se sugiere que dedique los próximos veinte minutos a llevar a cabo algunos experimentos simples. Leerlos solo es peor que inútil. Tienen que ser hechos efectivamente. Las siguientes preguntas son para ver, según la evidencia presente solo, lo que usted encuentra en este momento, cuando deja de poner cosas en ello:

1. Levántese, mire hacia delante, quédese quieto.
(Ayuda tener un amigo que le lea las preguntas en voz alta, pero no necesita responderlas en voz alta).
¿Cuántos pies tiene ahora que pueda contar?
Por supuesto, usted siente sensaciones, ¿pero qué son ellas realmente? ¿Equivalen a unos pies? Según la presente evidencia, ¿no podría usted tener igualmente garras o pezuñas o aletas?

¿Cuántas piernas puede encontrar? ¿Cuántos troncos? ¿Cuántas cabezas?
¿Dónde están sus límites? ¿Cuán grande es usted? ¿Cuán viejo? ¿De qué sexo?

¿Es usted una cosa, o es más como el espacio en el que están aconteciendo ahora un montón de otras cosas —incluyendo varios pensamientos y sensaciones?

2. Responda las mismas preguntas, esta vez con los ojos cerrados

3. Mire su mano. ¿Está usted en ella, o está ella en usted? ¿Tiene usted algún indicio de lo que es estar en ella?

4. Continúe mirando su mano

¿Cómo podría ver ahora su color, si usted fuera coloreado?
¿Cómo podría recibir su forma, si usted tuviera forma?
¿Cómo podría registrar sus movimientos ahora, excepto en su quietud?
¿Cómo podría contenerla si usted no fuera vacío?
¿Cómo podría usted captar todos esos detalles, excepto siendo absolutamente llano y simple?
¿Cómo podría usted sentir el dolor en ella (cuando su uña del dedo pulgar se clava en su dedo índice) si no fuera sentido contra un trasfondo constante de no dolor?

¿Cómo podría usted oír el ruido que hace (como cuando chasquea sus dedos) si el sonido no hiciera «plaf» en su ilimitado fondo de silencio?

5. ¿Por cuántos ojos está usted mirando, ahora que realmente mira?
Vea qué ocurre cuando se pone sus gafas, lentamente. Abarque con sus manos la extensión de su «ojo». ¿Qué hay detrás de él?

6. Señale a sus pies, piernas, vientre, pecho, después a lo que hay encima de eso.
¿Con toda honestidad, a qué está señalando su dedo ahora? Continúe señalando.

7. Vea si usted puede estar cara a cara con alguien. ¿No es cara a no cara?

8. Asegúrese de dónde tiene usted su cara. ¿Está ella dónde usted pensaba que estaba?
¿O está ahí en el espejo, y donde su amigo la recibe (y por lo tanto puede decirle si hay una mancha en su nariz), y donde él sostiene su cámara (que por lo tanto puede registrarla, mancha y todo)?

9. Palpando, pellizcando y palmeteando, intente construir sobre sus hombros una cosa coloreada, opaca, toda junta en una pieza, limitada, tal como usted la encuentra sobre los hombros de su amigo. Intente entrar y describir sus contenidos, como se revela ahora. ¿No sigue usted siendo amplio, espacioso, inmenso?

10. Mire al cielo encima de usted. ¿Está su tierra-cuerpo vacía ahora, lo mismo que su cuerpo y cara y ojos de hombre estaban vacíos? ¿No es cierto que «toda la gran Tierra» no es nada sino usted (Hseuh-feng) y «que la gran Tierra» no contiene una mota de polvo (dicho Zen)? ¿No es desde lo que usted está mirando espléndidamente espacioso siempre para lo que usted está mirando?

11. Usted es la única autoridad sobre cómo es donde usted está. Pero si usted no confía en sus propios hallazgos, que su amigo compruebe, hasta donde pueda, su vacuidad central (a cero metros) acercándose con su cámara (un «agujero» en una hoja de papel servirá).

¿No comienza él en un lugar (digamos a dos metros de distancia) donde encuentra que usted es un ser humano, después viene a un lugar donde (a, digamos, un metro) encuentra medio ser humano, después una mano o una cabeza, después un parche de piel y después un mero borrón?

(Suponiendo que él tuviera buenos microscopios, etc… ¿no se vería el borrón como células, después como una célula, después como partículas de orden decreciente, y al final como espacio prácticamente vacío —sin rasgos distintivos, transparente, sin color, ilimitado?)
¿No es cierto que cuanto más se acerca él a usted, más se acerca a su propia visión de usted mismo como Nada?

¿Puede ver ahora por usted mismo, más allá de toda duda, en su Naturaleza Vacía? Si es así, ¿qué le impide continuar haciéndolo, siempre que y dondequiera que usted quiera, hasta que el ver devenga su modo normal de vida? Esto puede no llevar tanto como usted teme. En cualquier caso, ha comenzado con buen comienzo.

Douglas Harding

Traducido por Pedro Rodea

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