sábado, 22 de mayo de 2010

Resultados... (continuación) El corazón se abre al mundo


Cuanto más cuido de la Frescura aquí, mejor cuido también de la calidez ahí. No es que sienta más amor (mi amor se dirige hacia ti porque no puede ser retenido aquí), sino que te veo más digno de ser amado. Mis sensaciones, que ahora se adhieren a los objetos en lugar de al Sujeto (quien no encuentra nada aquí donde poder adherirlas), se convierten en sensaciones reales y espontáneas y dejan de ser montajes o maquinaciones sentimentales. (Ese) descubrimiento… se extiende a todas las facetas de la vida. Al dejar de cultivar mis propios estados y de solazarme en ellos –un hábito absurdo, ansioso y autoderrotista- soy libre, a la postre, para disfrutar de las personas y del mundo tal y como aparecen, desde su Fuente Vacía. Dicho de otro modo, mi mente, con todos sus pensamientos y sentimientos, pasa a ser centrífuga. Cuando la mente deja de ser una pequeña posesión local privada, personal y desgajada del universo que está ahí y proyectada fuera de su caja cerebral (¡como si eso fuese posible!), se funde con el universo y es elevada a la altura de los cielos. Así visto, el mundo es el mismo viejo mundo y, sin embargo, completamente diferente, puesto que está lleno de una mente y de un significado que ya no abstraigo de él. Es una totalidad completa porque no intento apropiarme de ninguna de sus partes. Es sano. Tiene sentido. Es digno de amor.

Douglas Harding

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