domingo, 2 de diciembre de 2007

Experimentos


Los siguientes experimentos te permiten ver por ti mismo qué y quién eres en el centro. Primero que todo, se te ruega que los hagas con una mente abierta. Te vas a seguir por la experiencia del aquí y el ahora, y no por experiencias previas, conocimientos, memoria, etc. La idea es dirigir tu atención a qué y quién eres, justo donde estás, más cerca de ti que tu respiración, más cerca que tus pensamientos y sentimientos. Estos experimentos son sumamente sencillos y directos. De hecho, sirven para contrastar lo que ven los demás, tu identidad de la "tercera persona", una cosa en el mundo, con tu identidad de la Primera Persona, que no es una cosa, sino Capacidad para el mundo. Estas dos caras tuyas contrastan entre sí absolutamente--y no obstante, también se unen, cobrando sentido la una al lado de la otra. Son tu historia pública y privada

La experiencia de Quién eres realmente, de tu Primera Persona, es fácil de obtener. De hecho, no te puedes equivocar. No puedes ver tu verdadera Naturaleza a medias, o verla de manera imperfecta. Es la misma para todos y cuando la ves, la ves completamente. A este nivel eres completo y perfecto. El reto radica en mantenerse despierto ante esta perspectiva, verdad, y realidad. La experiencia es sencilla y está siempre disponible cualquiera sea tu estado de ánimo; el trabajo consiste en aplicarla e integrar su significado en nuestras vidas. Pero puede ser inmensamente divertido. Hay tanto que descubrir en relación a Quién eres realmente. Es una gran aventura. Puedes descubrir, por ejemplo, que nunca vas a ninguna parte--el mundo se mueve a través de ti. Pero basta de plática, es hora de proseguir y realizar algunos experimentos (y no sólo leer palabras).

Cuando apuntas hacia cualquier lugar en el mundo, señalas objetos de percepción. Te encuentras a distancia de lo que miras, y ves algo. Prueba lo siguiente.

Apunta con el dedo al lugar donde los demás ven tu cara. ¿Qué ves? Has revertido la dirección de tu atención hacia ti y ahora te miras a distancia cero. ¿Ves algo?

Cuando apuntas hacia ti mismo, al lugar donde otros ven tu cara, no apuntas a ninguna cosa, ¿cierto? ¡Aquí no hay ojos, boca, mejillas, cara, ni cabeza! Pierdes la cabeza y te ganas el mundo.

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