domingo, 2 de diciembre de 2007

EXPERIMENTO: EL ESPEJO






Cuando te miras en el espejo, no ves solamente el aspecto de tu cara, también ves donde está: allí en el espejo, y no aquí sobre tus hombros.

Acerca el espejo hacia ti y ahora el cuadro cambia.


Todavía ves tu reflejo, pero el marco abarca un área menor de tu cuerpo.

Consíguete un espejo más grande y colócalo más lejos: verás todo tu cuerpo humano.




Imagina un gigantesco espejo en el cielo--éste reflejaría tu imagen, pero ésta no sería ya la de un ser humano.

A esta distancia el espejo reflejaría tu cara nacional.



Y a mayor distancia tu cara planetaria.



Y a mayor distancia aún tu cara galáctica.



La colocación de tu espejo (real o imaginario) revela tu identidad a esa distancia, a ese nivel. Si pudieras ver tu reflejo muy de cerca verías células, moléculas, átomos, etc., hasta llegar pr�cticamente a nada. De hecho, los científicos nos reflejan este nivel nuestro con sus sofisticados y modernos instrumentos. Pero ni los espejos, cámaras, microscopios electrónicos, u otras personas, tienen la habilidad de mostrarnos qué somos en nuestro centro. Nadie puede tomar ese último paso hacia nuestro centro y decirnos qué y quiénes somos aquí--excepto nosotros mismos, ¡porque ya estamos aquí! En vez de esperar a que otros nos digan quiénes somos en el centro (¡nunca estarán en la posición de decirlo!), simplemente podemos mirar nosotros mismos. ¿Qué ves justo en este momento en el lugar donde otros ven tu cara, ya sea tu cara humana, planetaria, galáctica, celular o atómica.....? Apunta hacia este lugar y mira. Este "mirar hacia adentro" nos revela la ausencia de todo fenómeno aquí en el centro, ¿no es cierto? Pero esta ausencia, sin embargo, es consciente, y está llena de todo lo que ves--¡llena de todos los niveles de este maravilloso universo viviente!

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