miércoles, 9 de febrero de 2011

Taller 1.28


¡Por lo tanto, hemos importado de Australia, con gran coste y problemas, algunas bolsas de supermercado! Lo que ustedes van a hacer es encontrarse con un amigo en una de esas bolsas. ¿Por qué estamos haciendo esta locura? Estamos haciendo esta locura para ver si es verdadero que nosotros nos confrontamos con la gente simétricamente, cara a cara. A nosotros se nos ha dicho lo que debemos ver en el supermercado. No se nos ha dicho lo que debemos ver en la bolsa del supermercado. En este nuevo contexto no condicionado, es fácil ver lo que nosotros vemos. Entonces pueden entrar la libertad y el amor.
Sin embargo, permítaseme hacer primero algunas advertencias. Cuando entramos en la bolsa de papel con nuestro amigo, no entramos ahí para tener una experiencia mística, para encontrar el séptimo cielo. Ese no es el propósito. ¡Por supuesto, si ocurre, muy bien! Es encantador, pero no es el propósito. Tampoco entramos en la bolsa para enamorarnos de la persona al otro lado, aunque eso no está prohibido en absoluto. Tampoco entramos en la bolsa para mirar fijamente a los ojos de esa persona. Cualquier característica servirá a nuestro propósito –una nariz, una barbilla–. Y tampoco entramos en la bolsa para tener una sensación especial sobre esa persona. Entramos en la bolsa, espero, simplemente para responder a una simple cuestión: ¿Alguna vez hemos estado en situación de confrontación con alguien? No vamos a entrar en el dominio de los sentimientos siempre cambiantes, simplemente vamos a responder a la simple cuestión de si nosotros estamos en situación de confrontación uno con otro ahí, o en cualquier otra parte.

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