lunes, 5 de agosto de 2013

Douglas Harding, un sabio de Occidente 8

¿Cómo franquear esta barrera? Con el sésamo del sí, la aceptación incondicional de lo que es, aquí y ahora. En su Antología de la no dualidad, Véronique Loiseleur ha mostrado hasta que punto este sí, aun siendo bastante mal conocido, reside en el núcleo mismo de toda espiritualidad. “Swamiji no ha conocido ninguna otra sadhana –práctica- que ser uno con”, comentó un día Prajnanpad, de hecho, constató que todos mis interlocutores en el marco del presente libro –Los nuevos sabios de Occidente- han insistido, de una manera u otra, en esta adhesión a lo real. Probablemente este elemento central sea habitualmente pasado por alto dada su sencillez intrínseca. Aspiramos tanto a lo sublime y a lo trascendente que obviamos distraídamente esta evidencia poco excitante para nuestra mente siempre hambrienta de sensaciones fuertes: ¿qué es lo real, la voluntad de Dios, el aquí y ahora, sino precisamente lo que vivimos en este preciso momento, aunque sean mediocres vicisitudes? ¿Y qué es lo irreal sino nuestro rechazo y nuestra convicción de que debería ser de otra manera? “No lo que debería ser sino lo que es”, repetía Prajnanpad. Para Douglas Harding “la apertura es nuestra entrega incondicional y siempre renovada a la voluntad de Dios tal y como se encuentra perfectamente revelada en las circunstancias de nuestra existencia. Nos entregamos a la voluntad de Dios tal y como se presenta claramente en nosotros y a nuestro alrededor, bajo la forma de todo lo que ocurre en este preciso momento. En cuanto Su voluntad se convierte en nuestra voluntad, percibimos Su mundo tal como es, y en cuanto percibimos Su mundo tal como es, nuestra voluntad se convierte en Su voluntad y acogemos de todo corazón todo lo que éste nos ofrece. Resumiendo, nuestra visión y nuestra voluntad se funden, no de una vez por todas, por supuesto, sino instante tras instante mientras dura nuestra vida”.

En su Antología, Véronique Loiseleur hacía una clara distinción entre la aceptación o adhesión y la resignación, actitud pasiva que no implica un sí del ser sino una capitulación vagamente amarga frente a la realidad que reconocemos más fuerte que nuestros deseos pero de la que seguimos opinando que debería ser otra. En cuanto a Douglas, también él insiste en la naturaleza positiva de este sí:

“Cuando se nos concede la gracia de decir ¡SÍ! a las circunstancias en las cuales nos encontramos, de consentir activamente en lugar de resignarnos pasivamente a todo lo que ocurre, entonces surge esta alegría real y duradera que la tradición oriental llama ananda”.

Todo muy tradicional, a fin de cuentas, en este camino sin cabeza del que D. E. Harding pretende ser el chantre. La originalidad está íntimamente relacionada con el que, por sí mismo, ha vuelto a encontrar la esencia de todos los caminos y ahora trata de transmitirla a partir de su propia experiencia, en la línea que es la suya, sin imitación alguna.


Gilles Farcet

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