domingo, 18 de julio de 2010

Resultados... (continuación y última) Encontramos la paz mental
















En el Centro reside siempre la perfección y, fuera del Centro, siempre hay imperfección. En tanto que ser humano, el hombre es incompleto y la Visión de lo que realmente es no puede convertir a un ser humano en un ángel ni transformar la sociedad humana en una utopía y, mucho menos, en el Cielo. Si persistimos en ella, los efectos de la visión ciertamente se tornan evidentes en nuestra personalidad y en nuestro entorno, pero varían considerablemente y, con frecuencia, nos parecen muy escasos. Sólo hay una cosa en la que podemos confiar en todas circunstancias y es el Centro de la Paz. El vidente puede encontrarse frecuentemente en un mundo problemático, desconcertante, triste y trágico, pero nunca pierde (al menos mientras está viendo) la paz mental. La ansiedad básica se esfuma. Esa Visión es, de hecho, la Paz misma. Él permanece en reposo.

Douglas Harding

lunes, 5 de julio de 2010

Un Jesús para nuestro tiempo 1ª parte


El Evangelio según Tomás, perdido y descubierto «por accidente» en una cueva egipcia en 1945, no podía haber aparecido en un momento más oportuno de la historia, o con un mensaje que hable más directamente a nuestra condición y necesidades. En este antiguo texto apócrifo cristiano, la voz viva de Jesús llega hasta nosotros directamente, sorteando todo lo que los hombres han estado diciendo sobre él y haciendo en su nombre. Vuelve claramente, sobre el clamor confuso de dos milenios de cristianismo. Es como si él mismo hubiera puesto esta benéfica bomba de relojería en la cueva en Nag Hammadi, colocando cuidadosamente la mecha para retrasar su explosión hasta que el mundo estuviera listo para el impacto. Es como si, tan trágicamente adelantado a su propio tiempo, él hubiera sabido cuándo un número significativo de hombres y mujeres completamente ordinarios (tan distintos de los sabios y veedores altamente especializados y disciplinados) fueran al fin capaces de alcanzar su visión de la Luz, su experiencia de lo que él llama el Reino.

Yo no puedo hacer nada mejor que comenzar citando un número de dichos o logia típicos de este Evangelio:

Que el que busca, no cese hasta que encuentre. Y cuando encuentre, se asombrará, y cuando se asombre, se maravillará, y será rey sobre todo.

Vosotros examináis la faz del cielo y de la tierra, pero no sabéis qué es donde vosotros sois. E ignoráis el momento presente.

El hombre anciano no dudará en preguntar al niño de siete días sobre el lugar de la vida, y vivirá.

Los cielos y la tierra se plegarán ante vuestros ojos, pero el que vive desde el Uno no experimentará ni muerte ni temor.

Muchos están de pie frente a la puerta, pero es el Solo el que entra en la cámara de la novia.

Yo soy la Luz que está en todas las cosas. Yo soy el Todo. De mí ha salido el Todo, y a mí ha vuelto el Todo. Cortad la madera y yo soy ahí. Elevad la piedra y me encontraréis.

El que conoce todo excepto a sí mismo, carece de todo.

Nosotros venimos de la Luz, del lugar donde la Luz viene a la existencia por sí misma solo.

Yo estuve en medio del mundo y aparecí ante ellos en la carne. Les encontré a todos ebrios. No encontré a nadie que estuviera sediento. Y mi alma fue perturbada por los hijos de los hombres, pues ellos son ciegos en sus corazones, y no ven que vienen vacíos al mundo.

Hay una Luz en el hombre-Luz y ella ilumina el mundo entero.

Este quinto Evangelio o escrito de Dios es muy diferente de los cuatro Evangelios canónicos. Es una colección de los dichos o logia de Jesús, algunos de los cuales son un eco de sus dichos en los otros evangelios, y algunos de los cuales son únicos de Tomás. No contiene milagros ni historias admirables, ni caminatas sobre el agua, ni resurrección de los muertos, ni concepciones inmaculadas o ascensiones a los cielos o descensos a los infiernos: nada en absoluto para forzar nuestra credulidad. Ciertamente, es una compilación más tardía que los cuatro canónicos. Sin embargo, algunos eruditos creen que puede remitirse a fuentes anteriores a las de éstos, y por lo tanto nos ofrece lo que puede ser llamado un Jesús desmitologizado. Sea como sea, la cuestión ante nosotros ahora es el valor y la verdad de estos dichos, sin importar cuán auténticos sean históricamente, cuán lejanas estén las palabras de Jesús, o de sus seguidores e intérpretes.

Douglas Harding

Gracias Pedro Rodea por el artículo